gran texto re reflexion de un buen amigo. muy recomendable de leer.
El tiempo, todos nacemos unidos a él.
Sometidos al tic tac incesable, de un sonido que se apaga lentamente al expirar de los días.
Un tributo, del cual solo nosotros mismos podemos elegir lo vivido.
Todas nuestras decisiones, marcan de un modo u otro a cada episodio.
Quizás nuestro limitado tiempo sea tan solo, la forma mas adecuada de que podamos dar lo mejor en cada instante.
De que sepamos que nuestra vida pende de ese tic tac y que ni el mejor de los relojeros, podría hacerlo funcionar de nuevo.
Ni de siquiera retrasar el momento en que su alarma, nos marque la hora señalada para nuestro duelo.
Esta prueba en la que todos somos participes y de la que soy un jugador más en el tablero.
Me hace pensar que, quizás sea la esencia misma, de la evolución humana.
Las situaciones mas tensas, limites y comprometedoras para la vida, también han sido realmente las que han hecho que el conocimiento y las ideas emerjan de esa oscuridad.
Y hayan hecho que estemos en el momento evolutivo en el que hoy nos encontramos.
También he de decir que hemos errado en muchas de nuestras decisiones.
Y que si seguimos por este camino de excesos, vamos a una involución, que no nos augura nada bueno.
Las fronteras entre países, solo limitan nuestro crecimiento interior e intelectual, o el no conocer realmente a nuestro vecino hermano.
El desconocimiento, infunde miedo y de ese miedo viven nuestros diligentes para manejar los hilos a su voluntad.
Debemos de ser libres y para ello tener acceso ilimitado a toda la información, formación y estudios que nos haga pensar y tener sueños.
Y no solo ser marionetas u hormigas con un cometido específico o abejas de una colmena, es decir meros sirvientes de una reina.
En nuestra sociedad actual, somos esclavos de la banca y de sus bondades falsas.
Deberíamos realmente, tomar las riendas de nuevo de nuestra existencia, explorar el mundo que no es de nadie y es de todos a la vez, sin tener que pagar por estar en el.
Sacar el vil metal de las pirámides y dejar a ese gran ojo que todo lo ve ciego.
Acallar de ese modo su tiranía cobarde y dejarle desnudo sin que pueda engañar a nadie.
La banca, ha hecho que nos encontremos, en este pantano de tristezas, que nos hunden a cada paso que intentamos dar.
Nos aprietan con su yugo y sin embargo vemos que ella nunca pierde.
Es embaucadora y malévola como la serpiente.
Son tan audaces en sus pesquisas que hasta al fisco, burlan con sus tramas.
Saben también que inclusive la ley tiene un tic tac y que inundándoles de documentación en grado sumo, ese tiempo cruel para muchos, para ellos será la salvaguarda de sus tareas.
Haciendo que sus delitos prescriban y se olviden con ellos sus malogradas vidas.
Es hiriente todo esto y ver en como han derivado mis palabras.
En un inicio proclives a la esperanza y en estos momentos deseoso de la ruina bancaria.
Autor: José Miguel Pérez Tejedor.
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